Blog de aula para informar, trabajar y entretener (o al menos intentarlo) al alumnado de Ciencias Sociales - Geografía e Historia del I.E.S. David Vázquez Martínez en Pola de Laviana (Principado de Asturias)

Mostrando entradas con la etiqueta Motín. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Motín. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de diciembre de 2013

Motín del té


El 16 de diciembre de 1773 tuvo lugar en Boston el  Motín del té en el que se lanzó al mar todo un cargamento de té. Fue un acto de protesta de los colonos americanos contra Gran Bretaña y es considerado un precedente de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
La rebelión de los colonos en el puerto de Boston, nace como consecuencia de la aprobación por Gran Bretaña en 1773 del Acta del Té, que gravaba la importación a la ciudad de distintos productos, incluido el , para beneficiar a la Compañía Británica de las Indias Orientales a quien los colonos boicoteaban comprando el té de Holanda.
Este acto atrajo críticas de funcionarios tanto de las colonias como británicos. Por ejemplo, Benjamín Franklin declaró que el costo del té debía ser reembolsado y ofreció pagarlo con su propio dinero. Desde la metrópoli se llevaron a cabo medidas represivas contra las colonias: El gobierno inglés cerró el puerto de Boston en 1774 como represalia e instauró otras leyes.
El motín del té en Boston es conocido mundialmente y fue inspiración para otras rebeliones.
Saray S4B

viernes, 6 de diciembre de 2013

EL MOTÍN DE ESQUILACHE

El Motín de Esquilache ocurrió en marzo de 1766, bajo el reinado de Carlos III. Básicamente fue la consecuencia del creciente descontento en Madrid a causa de la subida de los precios del pan y de otros productos de primera necesidad, y el detonante para que estallara el conflicto fueron las medidas relativas a ciertas prendas de vestir promulgadas por Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache, un napolitano favorecido por Carlos III.
 
(El Marqués de Esquilache)
Lo que pretendía Esquilache era sustituir las capas largas y los sombreros de ala ancha usados por los madrileños por capas cortas y sombreros de tres picos, en un intento de europeizar y modernizar España. Alegaba que las capas largas facilitaban el ocultamiento de las armas y los grandes sombreros eran una salvaguardia para los delincuentes, porque podían ocultar el rostro. Concebidas como una medida de seguridad pública, estas disposiciones en un principio no llamaron mucho la atención de la población, preocupada como estaba por otros problemas más acuciantes, como el aumento de los precios del pan, el aceite, el carbón y la carne seca, causado en parte por la liberalización del comercio del grano. Además, en un primer momento, las medidas relativas a la vestimenta sólo se aplicaron a la Casa Real y a su personal. Bajo amenaza de arresto, los funcionarios reales acataron la orden masivamente y sin protestar. Posteriormente, Esquilache la hizo extensiva a la población general pese a ser advertido por el Consejo de Castilla de que la prohibición de las capas y los sombreros causaría el descontento general entre la población. Esquilache siguió adelante con las medidas y el 10 de marzo de 1766 aparecieron en Madrid carteles prohibiendo el uso de estas prendas. La reacción popular fue inmediata: los carteles fueron arrancados de las paredes y las autoridades locales sufrieron ataques por parte de la población.

  

ALGUNAS CONSECUENCIAS:

 

Vuelta al paternalismo en los abastos

El abasto y el consumo alimentario en Madrid fueron, en lo sucesivo, vigilados especialmente a través de las instituciones tradicionales y sin las veleidades liberalizadoras de los decretos de libre comercio, respondiendo anticíclicamente a los periodos de escasez y carestía. En el vértice del aparato institucional estaba el Consejo de Castilla y la Sala de Alcaldes de Casa y Corte, mientras que la base descansaba en los alguaciles, la red de repesos y los minoristas (tablajeros, panaderos); entre vértice y base se encontraban agentes intermedios y verdaderos grupos de presión 

 

La moda y el casticismo

Suavemente, y con el consenso de la atemorizada sociedad madrileña, las capas y chambergos desaparecieron, curiosamente, para pasar a identificarse con la vestimenta del verdugo, a quien nadie quería recordar. El traje de las capas populares pasó a ser identificado con el de un personaje de sainete: el manolo, que los aristócratas imitaban por casticismo, como las diversiones populares (flamenco y toros); una promiscuidad estética que en otras cortes europeas hubiera sido inimaginable, y que, de hecho, funcionó como factor de cohesión y freno a los cambios sociales. En el siglo XIX se identificó como moda española la denominada capa española.
 Ana F 4B